La ceremonia del café, un viaje de aventura a través de los sentidos
Se podría decir que prácticamente cualquier viaje a África representa un viaje de aventura en potencia, ya sea por las enormes diferencias culturales con las que nos toparemos, por la diversa fauna y flora que descubriremos o incluso por la abrumadora situación social y de desarrollo que observaremos. Es uno de esos continentes que sin duda no deja indiferente a nadie y marca profundamente tanto a viajeros experimentados como novatos.
Dentro de la inmensidad del continente africano, hay ciertas regiones que han definido la imagen que muchos de nosotros tenemos de África. Pero con más de 54 países y cerca de 3000 idiomas hablados, no es difícil imaginar que cada país tiene algo diferente que ofrecer. En ese aspecto, Etiopía, geográficamente situada en el llamado “Cuerno de África” y mitológicamente parte del Reino de Saba, es un país singular donde los haya dentro del “continente negro”. Entre muchas otras cosas, de Etiopía suelen conocerse sus múltiples valles y montañas, sus impresionantes iglesias talladas directamente sobre la propia roca, su gran diversidad de etnias, su peculiar comida y por supuesto su aromático cafe.
De hecho, la planta del café arábico es originaria de Etiopía y habitualmente se reconoce a esta zona del planeta como la cuna del café. Lo cual no es una sorpresa cuando descubrimos su accidentada orografía y descubrimos el clima asociado a los diversos sistemas montañosos del país, otorgando a una gran parte de la región unas condiciones idílicas para el cultivo de este fruto.
Etiopía es uno de los mayores productores del mundo de café y en la actualidad la exportación de este preciado grano supone su mayor fuente de ingresos. Pero además de ser un valioso recurso económico, el café es sin lugar a dudas una parte esencial de la cultura etíope. En efecto, una de las experiencias que cualquiera que viaje a Etiopía debería atender es la de la llamada “ceremonia del café“. Quizás no sea tan sofisticada o incluso extravagante como la ceremonia del te en China o en Japón, pero no por eso resulta menos interesante o placentera para los sentidos.
La ceremonia del café, una aventura en todos los sentidos.
La ceremonia se inicia con el tueste de los granos de café sobre brasas calientes. Este proceso inicial produce un exquisito aroma que embriaga a todos los presentes y anuncia sutilmente el intenso y rico sabor con el que deleitará a nuestro paladar. A continuación se muelen a mano los granos tostados, tradicionalmente con una mano y mortero de madera. Una vez molidos, el poso del café resultante se introduce con agua en una jarra típica llamada jabena. Ésta se deja calentar sobre el fuego hasta que su contenido hierve y el oscuro líquido empieza a brotar por el cuello de la diminuta ánfora.
Cabe destacar que la jabena es una jarra de cerámica cuyo diseño varía según la zona del país en la que nos encontremos. Finalmente, el café se sirve directamente en pequeños vasitos de cerámica llamados sini o finjal. Para prevenir que ninguna sustancia sólida se vierta accidentalmente con el café, se acostumbra a colocar un filtro hecho a base de la crin del caballo en el cuello de la jabena antes de servir el delicado brebaje.
Está claro que tanto si somos cafeteros como si no, esta experiencia es una de las muchas joyas culturales y culinarias que Etiopía ofrece. ¡No os la perdáis!