La Comunidad Sij y el poder del Templo Dorado de Amritsar
Amritsar era uno de mis destinos favoritos desde que comencé mi viaje alternativo por India. No sé por qué, este lugar en Punjab y sobre todo su Golden Temple, me parecía majestuoso. Quizá sea porque siempre me ha gustado el dorado y semejante barbarie de edificio con toneladas de oro no podía pasar desapercibido a mis ojos. Quizá fuese por su imponente tamaño y belleza. Pero no sería ni mucho menos eso lo que más me sorprendería. Sería el orden y la generosidad en otra la ciudad del caos. O el poder que genera el sentimiento de comunidad frente al individualismo. O sería el poner a las palabras hechos.
El Templo Dorado significa en punjabi “El estanque del néctar de la inmortalidad”. Es el centro cultural y espiritual de la religión Sij, de la India. En 1601 se terminó la construcción del templo y en 1604 se trasladó e instaló allí al primer tomo de las escrituras Sij, libro sagrado del Sijismo. Es allí también donde se instaló el Akal Takht (Trono de la inmortalidad), sede del poder político Sij. Todos los días se saca y se guarda este libro del Templo Dorado con gran fervor y expectación, cuidándolo como si de un ser vivo se tratase.
Las personas Sijs son muy fácil de reconocer a primera vista. Los varones no se cortan el pelo y la barba en la vida. De hecho el pelo se enrolla en el turbante, de niño con una especie de moño o topo en la parte frontal a modo de madalena, y de adulto repartido por todo el turbante a modo de toga. A parte del turbante, los practicantes deben llevar siempre estos 5 artículos o las 5 “K”: kesh (pelo largo sin cortar), khanga (peine para recogerse el pelo), kara (brazalete metálico), kacha (ropa interior de algodón) y kirpán (pequeña daga para la autodefensa o para proteger a un tercero). Y lo cumplen.
La religión Sij nace en el norte de la India alrededor del S. XV de la mano del Gurú Nanak. Las enseñanzas están contenidas en el libro sagrado “Gurú Granth Sahib”. Hablan de un sólo Dios para toda la humanidad, de entender y practicar la igualdad entre todas las razas independientemente de la casta, la religión, el color de piel, el estatus, la edad, el género… Hablan de proteger y representar los derechos de los débiles para luchar por la justicia y la equidad, de participar en el servicio desinteresado, ayudar a construir una vida comunitaria y contribuir con la sociedad… entre otras cosas. Y he de decir que esto se palpa, se respira cuando llegas al Templo Dorado.
Templo Dorado
El Templo Dorado se puede visitar gratuita y libremente, seas de la religión o país que seas. Puedes entrar a todos los sitios sagrados o no, ver sus rituales, no hay diferencias. Además, voluntarios/as guardan los zapatos de miles de personas sin coste alguno todo el tiempo que haga falta y de manera totalmente segura adermas de ayudar en labores de limpieza. Por si fuera poco, todos los días preparan y sirven comida gratuita en su comedor a todas horas para la gente que acude al Templo, que viene a ser la generosa cifra de unas 80.000 a unas 100.000 personas. Y para rematar el asunto, puedes alojarte gratuitamente en el gran albergue para peregrinos/as del Templo, donde no sólo dan cama o manta a miles de sijs y a forasteros/as, sino baño, ducha, agua caliente, jabón e incluso te ponen una lavadora para que laves tu ropa. Este Templo tiene más visitas que el mítico Taj Mahal.
Y lo más especial quizá del lugar es que todo este poder dorado generado por la comunidad sij se concentra en el epicentro y fluye. Sí, así es. Cual boomerang. Poderoso Templo. Como ellos/as dirían: “Satt shiri akal!
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Mario J. Martin dice:
Imagino que no es el mejor lugar para montar una peluquería. ;)