La Medina de Fez
Sobre la Medina de Fez se dice que “la Medina te traga y la Medina te escupe”, y no podemos estar más de acuerdo con la sensación que tenemos cada vez que entramos o salimos de ésta. Un destino imprescindible para un viaje diferente en grupo o en solitario.
¿Qué es la medina de Fez?
Fez es una ciudad amurallada y laberíntica en la que, por muchas veces que vuelvas, siempre encontraras algo nuevo por descubrir.
Una ciudad a veces demasiado intensa debido a sus olores, sus angostas calles, sus comerciantes… pero es una ciudad que nos cansaremos de visitar. Llena de rincones mágicos, de palacios y mezquitas. La medina tiene que recorrerse dejándose llevar por la propia intuición, sin que la razón pretenda llevarnos a tal o cual palacio. Fez es un lugar que parece estar construido para el placer de los más curiosos, aquellos que siempre quieren saber qué hay detrás cada puerta.
La Medina se llena de vida al amanecer y se vacía durante las noches. La ciudad parece desear que los visitantes lleguen a sus miradores más altos, desde donde observar la parte inferior, llena de gente, donde parece que sólo hay hueco para los que ya han conseguido su sitio. También, desde estos miradores, Fez nos muestra sus tejados verdes, símbolos del Islam.
Una de las maravillas de Fez, aunque muy buscada por los turistas, son las curtidurías donde curten y tiñen el cuero para crear auténticas joyas artesanales.
Las personas que trabajan en el proceso de curado del cuero lo hacen en muy duras condiciones. Lo hacen embutidos en un olor muy potente del ácido con el que trabajan. Para atenuar este desagradable y tóxico olor, los viajeros recibimos unas ramitas de menta a nuestro paso por la zona. Pero los trabajadores se mojan en esos ácidos enfermando tempranamente, para que otros podamos disfrutar del cuero.
Pero Fez aún nos muestra otros encantos…
Otro de los encantos de la ciudad es disfrutar de las tardes en la explanada que hay detrás de la puerta de Bad Bou Jeloud, dentro de la muralla. Un lugar concurrido por sus habitantes donde los niños ocupan la plaza con sus juegos y los mayores se dedican a charlar mientras permiten que el día toque a su fin.
Tampoco hay que dejar de ver el barrio Judío y su sinagoga. Si, en Marruecos hay una gran comunidad de Judíos Sefardíes, descendientes de aquellas familias que fueron expulsadas por los Reyes Católicos de España, una comunidad muy orgullosa de ser quienes son y de su pasado histórico.