Marruecos, tan cerca y tan lejos
Separado de nuestras costas por sólo 14 kilómetros, cuando nos llegan noticias de Marruecos podemos llegar a pensar que dista más de 3.000 kilómetros de nosotros. Un destino imprescindible para los viajes alternativos en grupo o en solitario.
¿Porque nos seduce Marruecos?
Tenemos mucho que agradecer a Marruecos. Principalmente por las buenas energías que hemos recibido en cada una de nuestras visitas. Siempre hemos sido tratados con generosidad y nos han llenado de sonrisas el camino. Pero, además, entre paisajes marroquíes hemos aprendido a ser más hospitalarios con los extraños y hemos desarrollado una capacidad negociadora excelente que nos ha servido, incluso, en alguna entrevista de trabajo. Completamente verídico ;)
Esa manera tan propia y pasional que tienen los comerciantes para relacionarse con los viajeros, su actitud corporal, a veces puede llegar a parecernos violenta, puesto que en Occidente nos acercamos a un desconocido de una manera bastante menos directa. Pero en Marruecos, la interacción entre las personas es mucho más intensa, más directa. De hecho, en las calles es habitual ver siempre grupos de personas que parecen discutir, en círculos, de a dos… Si nos fijamos, podremos apreciar una gran diferencia con el ya aceptado individualismo de nuestra sociedad: en las calles de Marruecos es difícil encontrar una persona solitaria, sin interactuar con otra de alguna manera.
“La prisa mata, amigo” repiten incansables al percibir el estrés que traemos muchos visitantes occidentales
En Marruecos, las personas llevan un ritmo de vida distinto, más lento. Se vive la vida tal y como ésta lo permite. En este sentido, encontramos “dos marruecos”: uno al norte de la cordillera del Atlas con una población más negociante, más emprendedora. Al Sur de de esta cordillera, nos encontramos con un pueblo más tranquilo, con mayor tradición emigrante, mucho más humilde.
Marruecos es un despliegue para los sentidos
Un abanico de colores inunda nuestras pupilas en Marruecos. En los mercados, nos cautivan los llamativos colores de las especias, de los tintes, las alfombras… Además, podemos identficar muchas de las ciudades con tonalidades concretas: el azul de Chaouen, el blanco de Essaoiura o Asilah, el ocre de Marrakech…
Es, en definitiva, un país que vale la pena descubrir, un territorio que tiene mucho que ofrecer. Todo Marruecos merece ser saboreado, como si de una exquisita comida se tratara, deteniéndonos en cada uno de sus aromas.
Desde 3000KM os invitamos a que os aventuréis a descubrir nuestro vecino Marruecos, tan cerca y a la vez tan lejos.
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